Largometraje con el que llega casi a su fin el ciclo de David Cronenberg. Premio Especial del Jurado del Festival de Cannes en 1997, creo.
Un hombre, James Ballard (interpretado por James Spader) y su pareja Catherine desarrollan una relación completamente libre de ataduras. Entre ellos cabe todo, incluso se relatan mutuamente sus experiencias sexuales con otras personas. Una noche James sufre un accidente al desviarse al carril contrario. Muere el ocupante del otro coche que queda incrustado en el asiento del copiloto de James debido al impacto. La mujer del fallecido, interpretada por Holly Hunter, resulta estar ingresada en el mismo hospital que él. Durante uno de los paseos para evitar la atrofia muscular, se cruzan en el pasillo. Ella va acompañada por un amigo suyo, Vaughn, él camina solo. A partir de ése momento sus vidas se entrecruzan, derivando hacia un universo gobernado por el sexo y la muerte.
Si alguna vez habéis sentido atracción o morbo por la muerte en esta película queda muy bien reflejado. El dolor físico junto con el sufrimiento moral abren la puerta de lo érotico, de lo renovador, de la explosión sexual que hace que nos arriesguemos.
Un hombre, James Ballard (interpretado por James Spader) y su pareja Catherine desarrollan una relación completamente libre de ataduras. Entre ellos cabe todo, incluso se relatan mutuamente sus experiencias sexuales con otras personas. Una noche James sufre un accidente al desviarse al carril contrario. Muere el ocupante del otro coche que queda incrustado en el asiento del copiloto de James debido al impacto. La mujer del fallecido, interpretada por Holly Hunter, resulta estar ingresada en el mismo hospital que él. Durante uno de los paseos para evitar la atrofia muscular, se cruzan en el pasillo. Ella va acompañada por un amigo suyo, Vaughn, él camina solo. A partir de ése momento sus vidas se entrecruzan, derivando hacia un universo gobernado por el sexo y la muerte.
Si alguna vez habéis sentido atracción o morbo por la muerte en esta película queda muy bien reflejado. El dolor físico junto con el sufrimiento moral abren la puerta de lo érotico, de lo renovador, de la explosión sexual que hace que nos arriesguemos.